Psicoterapia infantil

Terapia infantil, una mirada a la infancia

Los niños y las niñas necesitan nuestra mirada

Vivimos en una sociedad centrada en el mundo adulto, donde solemos creer que los/as niños/as son inmunes a lo que pasa a su alrededor, que se adaptan, o que lo que sienten no es importante, al menos tan importante como lo que sentimos o vivimos las personas adultas. Tendemos a pensar que siendo pequeños/as no pueden tener grandes problemas ni dificultades.

En definitiva, se nos olvida que tenemos vivencias desde que nacemos, e incluso antes. Vivencias que nos provocan sensaciones y sentimientos, y a la vez, vamos desarrollando aptitudes y/o dificultades para afrontar los pequeños y grandes retos que nos ofrece la vida.

En cada etapa evolutiva del ser humano estos retos son simplemente diferentes, ni mayores ni menores en importancia, y las aptitudes y las dificultades para afrontarlos también son diferentes.

Por esta razón es importante darle valor al sufrimiento o malestar psicológico que pueden sentir los niños y niñas, aunque su manera de expresarlo sea diferente a la nuestra.

Cuándo acudir a una terapia infantil

Niños y niñas rara vez hablan de que se sienten tristes o angustiados/as. Habitualmente hablan con sus actos:

  • Se apagan y no tienen ganas de jugar.
  • Parecen tristes, enfadados/as.
  • Desmotivados/as y nerviosos/as.
  • Tienen dificultades para concentrarse y les empieza a ir mal en el colegio.
  • Se muestran irascibles.
  • Empiezan a tener conductas desajustadas que les provocan todavía más problemas.
  • Rabietas.
  • Somatizan mostrando persistentemente dolores de cabeza, de estómago, mareos, fatiga.
  • Y cualquier cambio o disfunción que los/as progenitores/as perciban.

Son muchos los indicadores que nos pueden dar pistas de que los/as niños/as sufren y necesitan ayuda, que por sí mismos/as no están pudiendo resolver la situación en la que se hayan inmersos.

Este es el momento de ofrecerles la ayuda de la psicoterapia.

¿En qué consiste la psicoterapia infantil?

La psicoterapia infantil, al igual que la de los adultos/as, es un espacio donde poder reencontrarse consigo mismos/as, con lo que necesitan, con lo que sienten, y desde ahí encontrar la manera de resolver lo que les sucede.

La terapia les ayuda a saber qué les pasa, a ponerle nombre y comprender sus emociones.

En el espacio de terapia se rencuentran también con su parte sana y encuentran recursos para resolver lo que les sucede en la vida. Para ello, en la sala de psicoterapia se crea un espacio realmente libre para ser, abierto a todas las posibilidades, donde el/la niño/a puede explorar, recrear escenas de su vida que le generan dificultades, jugar con sus propios límites y elaborar lo que le pasa a través del juego.

El juego es su lenguaje natural. A través del juego expresa, explora, se reconecta consigo mismo/a y pone a prueba las diferentes maneras de resolver las situaciones conflictivas en las que se halla inmerso/a. Jugando lo que le pasa, y con el acompañamiento terapéutico, puede expresar y resolver lo que le está sucediendo en su vida, explorar y desarrollar habilidades y capacidades que estaban atascadas en su desarrollo.

Cuando en terapia dejamos a niños y niñas un espacio realmente libre para ser, abierto a todas las posibilidades, donde pueden jugar lo que sienten con el acompañamiento terapéutico adecuado, son capaces de reconectarse fácilmente con la parte sana que les permite salir adelante y resolver lo que les sucede.

Este trabajo que se lleva a cabo en psicoterapia infantil tiene que ir acompañado también de un trabajo y acompañamiento con sus principales figuras de referencia que suelen ser sus progenitores/as y/o hermanos/as. Sin este trabajo en paralelo sería muy difícil la sanación del/la niño/a puesto que forma parte de un sistema con el que está en constante interacción, su familia.

Qué tiene que saber la familia que tiene que traer a un niño o niña a terapia

Lo más importante a tener en cuenta para las familias que traen a sus hijos/as a terapia es que ellos/as también van a formar parte del proceso. Además, en muchas ocasiones, el trabajo terapéutico se complementa con la coordinación con el centro escolar.

Vencer las resistencias de los/as niños

En general los/as niños/as no tienen muchas resistencias a acudir a terapia ni al proceso. A estas alturas ya tienen conciencia de que hay algo que les hace sentir mal y agradecen tener un espacio donde alguien les ayude con lo que les pasa aunque no sepan qué es.

A veces aparece alguna resistencia a lo desconocido, sobre todo en niños/as más temerosos/as. Este tipo de resistencia se diluye a medida que se va creando el vínculo con el/la terapeuta y van sintiendo el espacio de terapia como un lugar seguro. También facilita esto el que sienten la terapia como un lugar en el que juegan y sienten libertad.

Si la resistencia, por alguna razón, persiste valoramos entre todos/as (terapeuta y familia) qué puede haber detrás y si es trabajable, de manera que el niño/a la pueda vencer y así posibilitar el trabajo terapéutico.

Y en último caso, si la resistencia permanece y hace difícil el trabajo terapéutico, la opción que tomamos es trabajar exclusivamente con los/as progenitores/as de manera que puedan favorecer cambios en su relación con el/la niño/a y en las dinámicas familiares que faciliten la sanación del/a niño/a y del entorno más cercano.

Terapia infantil en equipo centro

Cuando los/as progenitores nos contactan concertamos una primera entrevista para enfocar la demanda que estos/as hacen y las dificultades que están teniendo y hacer un repaso de la historia evolutiva del niño o niña y la familia.

Después de esta entrevista con los/as progenitores/as las siguientes sesiones serán con el/la niño/a para conocernos, generar un buen vínculo y valorar, sobre todo a nivel emocional, las dificultades y potencialidades que este niño/a está mostrando en este momento de su vida.

Después de esta valoración nos volvemos a reunir con los/as progenitores/as y planteamos el abordaje terapéutico que vamos a llevar a cabo, en el cual tendremos sesiones con ellos/as y el/la niño/a. La periodicidad de dichas sesiones dependerá de la valoración que hayamos hecho.

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