Psicoterapia gestalt

¿Qué es la terapia gestalt?

Escuchamos tus necesidades

La psicoterapia Gestalt se da en un espacio profesional, a lo largo de un tiempo y dentro de un encuadre relacional y a esto le llamamos proceso terapéutico.

Desde la psicoterapia Gestalt se sabe que los cambios conductuales, que se dirigen sólo al alivio de los síntomas, aisladamente y sin contemplarlos dentro de una estructura-organismo más amplia, tienden a ser superficiales y poco duraderos.

En la psicoterapia Gestalt se trabaja desde una perspectiva holística, procurando poner conciencia a los nudos que han ido acortando y encogiendo a la persona a lo largo de su historia. Para ello, enfocamos a la persona desde una perspectiva integral, tanto en su esfera mental, emocional, corporal y vincular.

El presente de la/el paciente, muestra el conjunto de perspectivas y comportamientos que constituyen su personalidad y que, en muchos casos, requieren una revisión, ya que son comportamientos mecánicos que no ha elegido y que han sido condicionados por su historia vital. Aprendiendo a tomar conciencia en el aquí y el ahora, podrá actualizarse y ganar en libertad. Este proceso de toma de conciencia se enmarca dentro de unas fases en el tiempo y unos ajustes a lo largo del mismo. Durante el proceso, la persona podrá ir comprobando, observando, indagando y ensayando nuevas formas, con la garantía que da el darse cuenta acompañado por otro/a (el/la terapeuta) que le facilita pararse y mirarse con honestidad.

Objetivo de la psicoterapia

El objetivo de la psicoterapia es muy amplio y gira en torno a la inquietud y al dolor emocional de la persona, a las situaciones conflictivas que le está tocando vivir que le hacen sentirse limitado/a, y a todos los síntomas o señales que desarrolla y que son el aviso de su desequilibrio.

La psicoterapia busca que la persona restablezca su equilibrio de la siguiente manera:

  • Revisando los patrones emocionales, mentales, corporales y conductuales que por su rigidez condicionan sus respuestas y vivencias.
  • Reforzando recursos propios.
  • Aumentando la confianza y el autoconocimiento.
  • Posibilitando que la persona sea la protagonista de su propio cambio.

Motivaciones para acudir a terapia

Habría dos importantes motivaciones no excluyentes para acudir a terapia

1. La aparición de síntomas que son indicadores de un desajuste emocional y/o un malestar de la persona que no consigue comprender, y mucho menos aliviar. Los síntomas pueden ser muy variados: nerviosismo y ansiedad, fobias, ataques de pánico, obsesiones, trastornos de alimentación o de comportamiento, depresión, somatizaciones, emociones descontroladas, pensamientos negativos, adicciones y compulsiones, sensaciones de despersonalización…

Estos síntomas pueden ser desencadenados por crisis externas, como una separación o conflicto de pareja, duelos, enfermedades, conflictos laborales o familiares… o más internas, como traumas antiguos que se desatan imprevisiblemente, crisis existenciales que se han ido fraguando con el tiempo, o la necesidad de salir de un estancamiento vital.

En este sentido nuestra perspectiva no es patologizante de las crisis con las que la persona acude a terapia, sino más bien acogedora de este intento del organismo para sanar y evolucionar. Los llamados “síntomas” los consideramos intentos de la naturaleza humana para que la persona re-dirija su atención y se reconecte consigo misma.

2. El crecimiento personal. Alguien puede sentirse motivado/a a revisar su vida, pararse a comprender su historia y su carácter. Puede sentirse en la necesidad de transformación y de crecimiento. Y todo esto sin que haya una sintomatología importante o desestabilizadora. Muchas personas tienen esta inquietud de búsqueda y de comprensión vital. El proceso de la terapia les ofrece un espacio cuidado para esta inflexión y recursos para este camino de evolución personal.

La consulta de psicoterapia

Al principio

Cuando la persona acude a la consulta suele llegar desvitalizada, con sensaciones de impotencia o de bloqueo y con señales corporales y emocionales que no puede controlar ni entender. En medio de este torbellino y desorientación, ha decidido pedir ayuda y acompañamiento profesional. La conciencia de esta necesidad de ayuda y la necesidad de encontrar una salida y comprensión a su estado, son el primer paso sano que garantiza un buen proceso terapéutico y la posibilidad de que puedan darse cambios de actitud internos y externos.

El proceso terapéutico

El/la paciente junto con su terapeuta iniciarán un viaje de indagación y de exploración de su realidad y de sus sentimientos, que seguramente hayan estado contenidos y negados en el tiempo. La persona irá recuperando la conexión con sus propias sensaciones, necesidades y deseos vitales, irá comprendiendo su situación vital y cómo ha llegado hasta donde está, e irá probando nuevas herramientas y nuevas formas de verse a sí mismo/a y al mundo.

Resultados

La persona que acude a terapia encontrará la fuerza y la intuición dentro de sí, que le facilitarán recuperar su energía y enfocarse en su vida en los aspectos que más le realicen, encontrará la confianza en sí mismo/a para tomar decisiones y responsabilizarse maduramente de ellas y encontrará la alegría de estar vivo/a, pudiendo enfrentar la vida como un continuo aprendizaje.

El/la terapeuta gestáltico/a

El/la terapeuta gestáltico/a se compromete en este viaje conjunto a poner al servicio del/a paciente todos sus recursos terapéuticos que se basan:

  • Por un lado, en una escucha atenta y sin juicio, es decir, en una escucha empática que se consigue gracias a la propia investigación personal. El/la terapeuta también ha tenido su propio proceso terapéutico en el que ha visto sus limitaciones, sus heridas y ha profundizado en sus conflictos y emociones básicas y universales. El/la terapeuta es consciente de sus propios errores de vida, ha estudiado su propia neurosis y ha ido encontrando caminos internos de contacto para organizar y profundizar en sus emociones. Esto, junto con su formación profesional, le habilitan en ese espacio terapéutico para resonar sinceramente con la persona y ofrecer la comprensión que es necesaria para acompañar y encontrar las salidas y los cambios que la persona necesita.
  • Por otro lado, en una confrontación al/la paciente de los aspectos más regresivos e inmaduros del mismo/a, que le están interfiriendo en su vida. A través de su confianza en la naturaleza humana y en recursos entrenados en su formación, el/la terapeuta podrá ayudar al/la paciente a conocerse y aceptarse, así como a sostenerse en sus propios pies. De una forma cuidadosa y consistente, el/la terapeuta irá poniendo en frente del/la paciente asuntos, emociones, perspectivas y contradicciones que este/a no ha podido abordar por sí mismo, ayudándole a integrar los aspectos más difíciles de su historia, de su personalidad y/o de su momento presente.

Equipo

Más información

Acreditaciones